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29-07-2004
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 Ilicito aprovechamiento
Sharon
el mayor antisemita
polemica / 13
marzo 2002: palestinos huyendo de Ramallah arrestados por el ejercito israelì

 

 A propósito del debate sobre las acusaciones sharonistas de la existencia del antisemistismo europeo, soy convencido de que el mayor antisemita lo conforma el gobierno del general Ariel Sharon, es decir su política. Después de los nazis nadie como él ha dañado tanto al pueblo judío.
Su política de genocidio de los palestinos crea inadversión y genera legitimas protestas contra el gobierno israelí. Es de suyo evidente que no toda protesta ni toda condena es un acto antisemita.
Sin embargo, Sharon presenta cualquier protesta contra su gobierno como acción antijudia y/o antisemita. Este es un aprovechamiento ilícito de un sentimiento humanitario generalizado que condenó la matanza de judíos o gitanos o izquierdistas por el régimen nazi.
Conozco muy bien este sistema de propaganda política pues el mismo procedimiento empleó Pinochet en Chile. Cada condena de la ONU por la violación de los derechos humanos de su régimen, y de su política, la presentó como un ataque a Chile y a los chilenos.
Con el criterio de Sharon habría que calificar de antisemitas a los 150 estados que votaron en la asamblea general de Naciones Unidas para que Israel acate el pronunciamiento del Tribunal Internacional de La Haya que declaró ilegal la construcción del muro de Cisjordania, mil veces peor que el de Berlín.

 

   Para mí y muchas personas nacidas y criadas en Chile los conceptos de judío o antijudío nunca formaron parte de nuestro mundo conceptual: esas palabras (y muchas otras) son originadas, usadas y llenadas de sus contenidos actuales, por los formadores de la cultura occidental, cristiana, por añadidura. Si alguien las utilizó en nuestro país fueron imitadores huecos de conceptos que están llenos de un racismo indignante.
Digo esto porque estas palabras tienen un contenido que todos conocemos, peyorativo hasta la demencia criminal, pues sirvió para justificar la matanza de judios en Europa a fines de la primera mitad del siglo XX.
Ese genocidio, similar al perpetrado contra los gitanos o los bolcheviques, ha sido y es conocido como el Holocausto que aún aterrotiza, conmueve y nos hace luchar para que nunca se repitan tales agresiones a la humanidad. Palestina concita hoy esos sentimientos e ideas humanitarias. Es un pueblo al cual Israel le desconoce aquellos derechos que en su tiempo reclamó: conformar un Estado. Palestina es un pueblo invadido y maltratado como colonia en el afán sharonista de arrebatarles parte de su territorio.
Los propagandistas de Sharon, algunos autotitulados de „filósofos“, esquematizan estas protestas. Afirman éstos la existencia de un antisionismo de izquierda y dicen que esta fuerza habría reemplazado al Che por Arafat y a Hitler por Sharon. Este simplismo busca erosionar las protestas contra las acciones militares de Israel. Pinochet, en su tiempo, afirmó que los que luchábamos contra su regimen éramos „malos chilenos“ . Muchos de los „buenos chilenos“ hoy deben enfrentar procesos por violaciones a los derechos humanos y por corruptos, como el mismo tirano, calificado por la justicia como „demente progresivo“ para evitarle un proceso, pero capaz de manejar cuentas por millones de dólares en el exterior.

 

   Digo que estoy presenciando en medios de destrucción de la verdad un aprovechamiento ilícito de la persecución y muerte acaecida en campos de concentración durante la segunda guerra mundial.
Creo que el general Sharon, con su política, al igual que Bush, estereotipan y dañan a todo un pueblo, en primer lugar el palestino y luego el israelí, por las crueldades que ellos, como gobierno producen.
En Israel y en el exterior hay israelíes que no comparten esta política, incluso militares que deben sufrir las penas del infierno por pronunciarse por negociaciones que conduzcan a soluciones políticas, y no armadas del conflicto con los palestinos.
El gobierno de Ariel Sharon no puede soslayar su responsabilidad en el suicidio de jóvenes militares israelíes. Desde hace años la principal causa de muerte de militares israelíes no proviene de la resistencia o acciones terroristas sino de ellos mismos: se matan, centenares de militares israelíes se suicidan.
Es indudable que la motivación tiene que ver con la guerra, con la obligación de matar niños, mujeres, ancianas y ancianos y hasta inválidos palestinos. Ninguna persona honesta puede soportar tales excesos.
Es tal la presión y el nacionalismo que organismos que jugaron un rol ético insoslayable callan o incluso hasta justifican la política del general Sharon. Es el caso de asociaciones israelíes que existen en el exterior, incluso el Centro Simon Wisenthal.
Este Centro, que lleva el nombre de su fundador, contribuyó a conformar la información sobre la conducta nazi, sobre algunos de sus principales ejecutores, y que permitió la captura y/o su procesamiento.
Pues bien, confrontado con la actual situación, no hay palabras ni ideas para repudiar las formas siniestras utilizadas para que se maten seres humanos entre sí, la mayoría víctimas inocentes, de uno y otro lado. No, el Centro de Informaciones Simon Wisenthal justifica la política de Ariel Sharon: una falta de consecuencia ética inmensurable.

 

  Israel puede darse el lujo de rechazar cualquier indagacion sobre la elaboración de armas de exterminio masivo. Existe la certidumbre de que el único país de la zona que cuenta con el arma nuclear es Israel. Las informaciones no oficiales estiman entre 150 a 200 cabezas nucleares. Nunca el gobierno ha desmentido la existencia del arsenal atómico.
Su no adhesión al Tratado de No Proliferacion del arma atómica debe ser resultado de este hecho.
Tampoco acata las decisiones del Tribunal Penal Internacional, pero aplaude aquellas resoluciones de ese tribunal que sancionen a sus „enemigos“. Doble rasero que es útil solo durante un tiempo, pues finalmente conduce a sus practicantes al descrédito. Eso está pasando. Sharon alienta una hoguera antijudía o antisemita. Es el principal promotor.
Agudiza el conflicto con el gobierno de Francia llamando a los judios a regresar inmediatamente a Israel. Los mismos judios franceses dicen que le está echando leña al fuego.

 

  Creo que estamos presenciando a través de los medios de masa el genocidio de los palestinos por parte del ejército del gobierno de Sharon que lo ejecuta con la complicidad de Estados Unidos y con armas que le venden también algunos países de Europa.
Para enmascarar el genocidio los „analistas“ nos invitan a reflexionar en miradas sincrónicas de sucesos, como si carecieran de historia, condenando el terrorismo palestino y/o israelí, aunque excusando, por lo general a este último, calificandolo como el derecho a defenderse.
Este enfoque norteamericano le permite a esta potencia en el Consejo de Seguridad de la Onu eximir sistemáticamente a Israel de toda responsabilidad terrorista y/o genocida.
El ejército de Sharon no combate a los grupos palestinos armados sino que asesina al boleo, a todo palestino que se encuentre en una zona determinada, y así caen hombres, mujeres y siempre niños. No se escapan los parientes de quienes realizan acciones armadas.
Esta práctica no constituye error sino, por el contrario, es una planificación militar de tipo genocida. Las dictaduras de Pinochet, la argentina y otras las realizaron porque buscaban destruir total o parcialmente a todo el tejido social solidario.
En el caso de Palestina se ve que Sharon trata de aniquilar, de destruir a un grupo nacional, el palestino. La traduccion alemana de aniquilar es Vernichtung, justamente lo que los nazis hicieron con el pueblo judío. Una parte de los representantes de las víctimas de ayer se convierten hoy en victimarios. Digo una parte porque las manifestaciones de decenas de miles de israelíes que se pronuncian por la paz puede convertirse en un factor en la busqueda de una solución politica a esta guerra que tanto espanto nos trae diariamente a nuestras casas.

Miguel Gómez S
julio, fines, 04

 

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