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En estos días, al término
de la más reciente guerra, que destruye seres humanos y castiga
al planeta tierra, recordé que en Chile, cuando los soldados realizaban
allanamientos masivos, además de golpear, detener y llevarse a
la gente hacia direcciones desconocidas, se robaban todo lo que tuviera
valor: dinero, joyas y otros objetos valiosos. Eso ocurrió cuando
se entronizó, mediante golpe de sangre, la dictadura militar de
Pinochet.
El saqueo del museo arqueológico, el incendio de la biblioteca
y de otros recintos culturales iraquíes nos vuelve a mostrar el
mismo rostro y la misma determinación: la guerra es la barbarie.
Aparte de los muertos, la destrucción material, más de 150
mil piezas culturales fueron robadas.
Y recordé también a mi profesor de historia del liceo, el
senor Peters,un hombre de apariencia europea, el cual nos enseñó
a admirar la historia de la Mesopotamia, ese valle regado por los ríos
Tigris y Eufrates, escenario ayer de culturas milenarias, (Babilonia,
Nínive, etc) , teatro de operaciones militares devastadoras hoy.
Esta guerra no sólo trajo destrucción y muerte sino el saqueo
de la memoria cultural del pueblo iraquí. Un golpe brutal a su
historia y a su identidad. Y no sólo a ellos, todos nosotros hemos
perdido algo de esas raíces, porque esa cultura pertenece a la
historia de la humanidad. Y ese militar que invadió ese país
para atacarlo es la prolongación armada de los políticos
actualmente en el gobierno. De ambos gobiernos, por supuesto, aunque ahora
muchos son de la opinión de que Bush es mil veces más peligroso
que Sadam.
Toda persona en sus cabales sabe que ha sido una guerra ilegal, al márgen
de la ONU. Y eso me hizo asociarla, de nuevo, a mi país: cuando
en Chile la democracia no sirvió a la derecha, ésta mató
y sepultó a la democracia. Hubo funeral nacional, más de
3 mil muertos, centenares de miles de detenidos, torturados, exiliados,
etc.
Y puede ocurrir, hoy o manana, que si la ONU no sirve los intereses del
o los países dominantes, éstos países maten y sepulten
a la ONU. Sería con funeral mundial.
Lo que no podrán sepultar serán algunos mandamientos ( los
de validez universal, no los estrictamente religiosos ni tampoco los endosados)
y los 30 artículos de la declaración universal de los derechos
humanos. Ese es el único papel al cual podemos agarrarnos para
que no vivamos bajo el imperio de un fascismo mundial.
La coalición que apoya esa declaración es la más
grande del planeta, parte de ella estuvo en estas concentraciones en contra
de la guerra, por el derecho a la vida, artículo primero. Pero,
atención, estar con la declaración no es equivalente a estar
con la ONU. Esta es un organismo político, objeto de esa morbosa
fascinación por el poder, y, obviamente, puede quedar en manos
de mayorías políticas mediocres, militaristas o qué
se yo. No, toda organización política es corruptible. Es
una regla.
Es lo mismo que sucede con los partidos políticos u organizaciones
religiosas, sociales, y qué decir de las económicas. Todas
son centros y objetos de la lujuria por el poder. Por eso están
en crisis. Lo primero que corrompe el poder de la política es la
verdad. Verdad y Política a veces andan juntas, muchas veces se
separan, se alejan, se odian, y hasta buscan aniquilarse. Es una dialéctica
malsana.
Pero, atención, eso no significa que piense que los partidos políticos
debieran desaparecer. No se trata de eso, si no hay gobierno, ni estado,
ni organizaciones pasa lo que sucedió en Bagdad y otras ciudades
iraquies cuando entraron los invasores. Los únicos que tienen posibilidades
de sobrevivir son los que están armados. Imagínense ustedes
Nueva York algunos días sin gobierno ni estado. Talvez los yanquis
ya hicieron la película.
Como muchos de ustedes pienso que es ingenuo el creer que la guerra entre
EE.UU. y el mundo árabe ha terminado. Mundo árabe, digo.
Al márgen de los gobiernos o dinastías árabes existe
el árabe común, ese no olvida la humillación, el
dolor. Habrán quienes organicen esa humillación y ese dolor
y ataquen. Por eso afirmo rotundo: mi seguridad no tiene nada que ver
con la seguridad de Estados Unidos. Personalmente nunca invadí,
ni maté a nadie. No debe confundirse mi seguridad con la del país
del norte. Ni por supuesto la seguridad de ese país con la seguridad
mundial. Na que ver. Ese es el disparate más común: Pinochet
siempre quiso identificarse él mismo y su gobierno con todo Chile.
Nunca lo logró.
Pero atención: hay chilenos
que temen, porque en su tiempo también Chile fue invasor al llevar
la guerra más allá de sus fronteras. Sobretodo la primera
guerra, la de Portales, la cual algunos historiadores la califican de
„guerra preventiva“ y que tuvo, como uno de sus efectos, digo
yo, que se diera el vamos a la separación nuestra, como país,
de los países hermanos latinoamericanos. Desde entonces se puso
en vivero el mito de „ser diferente“. En todo caso esas humillaciones
y dolores no se olvidan. Tampoco los chilenos olvidan sus muertos. Por
eso entendí que el jefe de Los Prisioneros dijera en Perú
que a veces sentía verguenza de ser chileno. He sabido que hay
turistas chilenos que visitan esos países y ocultan su identidad
para ser bien atendidos. Las efectos de las guerras quedan. Son lo más
difícil de borrar. Si todavía recordamos como si fuera ayer
la guerra de las fuerzas armadas contra la mitad de los chilenos.
Vean si no lo que sucede en
Europa. En este continente se han hecho guerras los unos con los otros.
Exacto, ha habido etapas en que han aplicado con furor ese odiaos los
unos a los otros. Y ahora se unen 25 naciones en la Unión Europea.
Bajo las sonrisas para las fotos impera, sin embargo, el miedo. Polonia
teme que lo que los alemanes no pudieron con la guerra lo logren mediante
el capitalismo desarrollado: el dominio del país. Chequia también
teme, y del otro lado hay miedo a la invasión de la mano de obra
barata que desplace del mercado del trabajo a los nacionales.
Los nacionalismos están vivos en Europa. Y siempre existirán
quienes traten de canalizarlos para peores causas. He escuchado a europeos
maldecir a Espana, que ha alcanzado los niveles económicos de hoy
debido al dinero y trabajo de otros Estados europeos, porque Asnar alineó
a ese país con Estados Unidos. Ni siquiera el postulante Turquía
cayó tan bajo. Menos mal que más del 90 por ciento de los
espanoles sacaron la cara pacifista, con gran dignidad.
Pero otros europeos muerden a Francia porque creen que funciona sólo
para sus egoistas intereses nacionales. Lo único seguro que tiene
Europa, en este momento, es su unidad monetaria y una historia, muchas
veces, espantosa.
La unidad política tal vez la logren, primero bajo principios,
y después con estructuras orgánicas. Pero esa unidad política
estará siempre bajo la dependencia de qué partidos políticos
se hagan con el poder. Correlacion de fuerzas se llama. Pero, ojo, tampoco
es una receta, la política es escurridiza, flexible y merece mucho
estudio. Porque hoy por hoy los más antinorteamericanos en Europa,
con discursos que suscribirían hasta comunistas, son un conservador
consumado y un derechista consumado: Chirac y Haider. Paradojas, no debemos
olvidarlas nunca.
A propósito, no creo en el discurso de que la situación
internacional justifica ejecuciones sumarísimas como aconteció
en Cuba como consecuencia del secuestro de un barco con más de
50 pasajeros. Ni la „situación internacional“ ni el
„contexto“ pueden avalar violaciones a los derechos humanos.
Creo en la amistad y el afecto sincero, derecho. Ni el carino ni la amistad
pueden realizarse a costa del sacrificio de la justicia y de la verdad.
De eso hemos tenido y tenemos ya bastante. La declaración universal
de los derechos humanos será la única divisoria humana.,
base del nuevo „sujeto histórico“.
En suma, si alguien busca mi registro, éste es personalísimo.
Retorno, sí, pero a la correlación de fuerzas. Es claro
que Bush no contó con una correlación política favorable
para realizar su guerra. No logró comprar, convencer ni siquiera
a los no permanentes del Consejo de Seguridad, entre ellos Chile y México.
Es cierto, Lagos estuvo en las cuerdas, Boenninger vendía la dignidad
, pero el núcleo ideológico duro del gobierno pensó
que no se puede traicionar todo. Sin embargo, aunque Bush no tuvo mayoría
política tuvo una aplastante fuerza militar. No hay que olvidar
que ese país posee la más eficiente industria de guerra,
y una industria para mantenerse necesita funcionar, o sea hacer la guerra.
No se necesita ser para avisorar las próximas guerras.
En
suma, el títuto convocatorio a leer, es „En qué
creer“. De eso vamos a tratar la próxima vez. Entretanto
puede desde ya polemizar. Escriban.
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