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17-05-2004
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Las fotos del horror conmueven al mundo
YANQUIS GO HOME, UNICA SALIDA A LA GUERRA EN IRAK
polemica / 11

 

  Las fotos que muestran las torturas a que fueron sometidos los prisioneros en Irak por nortamericanos y británicos quedaran grabadas en toda retina humanista como aquellas de los niños vietnamitas que huian despavoridos de las bombas yanquis.
  El antinorteamericanismo y hasta el odio hacia lo yanqui tiene fundamento. Los gobiernos norteamericanos, con sus ejércitos invasores o mediante instrucción y/o utilización de otros ejércitos, siempre han torturado. Es más, el poder norteamericano tiene esa base de desarrollo.El exterminio de los aborígenes, el aprovechamiento del esclavismo y el colonialismo son imposibles sin la violencia desenfrenada. Yanqui go home, está grabado en generaciones de ciudadanos no norteamericanos.
  Naturalmente que el gobierno y Bush sabían que pasaba con los prisioneros iraquíes. La CIA siempre ha usado de la tortura para obtener confesiones. Y esta práctica la ha transmitido urbi et orbe. Bush se ha visto forzado a referirse al tema cuando se destapó lo que sabía desde hacía meses.
  Sin embargo, ni Bush ni Blair han podido reir a sus anchas y gritar viva la tortura porque todavía no han logrado convencernos de que es una práctica saludable. Aún gravitan ciertos valores y principios que calificamos de humanos: es una gran base para la esperanza en un mundo mejor. Que se vieran obligados a dar explicaciones y pedir disculpas demuestra todavía la fortaleza de la salud mental de la humanidad.

  Pinochet terminó pretextando demencia senil para salvar su pellejo de la cárcel por las graves violaciones a los derechos humanos, incluída naturalmente la tortura. Durante el período de la dictadura una comisión ad hoc registró más de 40 mil denuncias de ciudadanos torturados. Ahora, abierto un plazo determinado para denunciar la prision ilegal y la tortura, se han recibido poco menos de 30 mil testimonios.
  Esta práctica ejecutada en Chile bajo dictadura militar es legítimamente comparable con la realizada contra los hombres y mujeres prisionetros en los campos de detención iraquíes dirigidos por norteamericanos y británicos. El orígen es idéntico. En el caso de los torturadores chilenos y latinoamericanos en general éstos fueron instruidos en la Escuela de las Américas, administrada por militares yanquis.
  El que se haya establecido que los soldados torturadores recibían órdenes de la CIA demuestra el completo conocimiento que de esos hechos tenía el gobierno de Bush. La CIA es el brazo oculto del gobierno norteamericano. En innumerables ocasiones se la utiliza para acciones ilegales. La tortura es la continuación de la política de Bush y de Blair por medios crueles y degradantes en una guerra determinada como inmoral, ilegal, injusta.

  Bush ha calificado los actos de tortura contra hombres, mujeres y aún niños iraquíes, como actos horribles. No representan a Estados Unidos, ha dicho. Lógico, representan al gobierno de los Estados Unidos. Lo representan a él y a Blair. El tercer socio, Aznar, es hoja otonal barrida por el pueblo español.
  Creo que los actos de tortura no pueden representar el „ideal moral“ de todos los habitantes del Estados Unidos. No todos son miserables y/o manipulables. Como en cada país han gente que sinceramente actúa para defender y promover los valores humanos.
  El nuevo documental de Michael Moore, „Farenheit 9/11“, que expone los vínculos financieros y de todo tipo entre las familias del presidente Bush y la de Bin Laden, es un ejemplo vitalizador.
  Trae a la memoria presente antecedentes prebélicos. Porque ha esta altura la mala memoria quizás puede ya haber excluido que detrás de la tortura a los prisioneros iraquíes está el argumento de que en ese país existían armas de destrucción masiva.
  Esas armas no existieron, por tanto no fueron ni serán serán encontradas. Tampoco han podido inventarlas.
Y en esos horribles actos de tortura está también el mensaje norteamericano de la democracia, segundo argumento para iniciar la guerra. La democracia con sangre, entra, parecen creer los torturadores norteamericanos que acabaron con el régimen de Sadam Hussein porque torturaba. Trágico plop.
  Los hechos que han estremecido a los seres humanos, los que aún existen, ponen en entredicho la cacareada civilización cristiano occidental. Un alto dirigente político ha dicho que ellos no pueden ni deben parecerse a esos bárbaros que exhibieron en Internet la decapitación de un norteamericano.
  Bárbaros! Todavía en pleno siglo XXI hay dirigentes políticos que diferencian a los seres humanos entre bárbaros y civilizados. Hasta el letrado más idiota sabe que toda la barbarie de los siglos precedentes ha sido ejecutada a nombre de la „civilización“ que actúa en contra de los „bárbaros“. Joder, diría un español, tal vez.

  El gobierno norteamericano pretende aparecer inocente. Ya no son halcones sino blancas palomas. Mensajeros de la paz y de la democracia, nadie sabía nada de las torturas.
  Y los rostros sonrientes de los torturadores, contrastados con la humillacion y el dolor que provocan en los prisioneros, inducen a pensar en la perversión o la locura. Pero no es así.
  Un torturador irrumpe en un marco rígido y en un contexto político creado ex-profeso.
  El marco rígido generalmente es el ejército u otra institución castrense o paramilitar donde el soldado no delibera sino acata las órdenes. Son organizaciones jerarquizadas y no deliberantes. Estas aplican el llamado principio de la „obediencia debida“ que utilizaron todos los torturadores y regimenes militares para justificar sus actos.
  En segundo lugar el contexto es el mensaje político: en el caso de Irak ya oímos o leímos el mensaje sistemático del gobierno de Bush refiriéndose a Estados terroristas, a grupos terroristas, a dictaduras, a representantes del mal, etc.
  Gente tan miserablemente descrita no merece, por cierto, vivir; merece ser torturada y morir, según esos criterios. Para mayor precisión basta con leer cualquier discurso de Bush o de su ministro de defensa o de relaciones exteriores. El mensaje mesiánico, autorepresentante del bien, y que legitima al torturador, que castiga el mal, está en esos discursos:
  „En este conflicto, Estados Unidos enfrenta un enemigo que desprecia las convenciones de la guerra o las normas de moralidad“ (Bush, 20.3.03)
  „En un Irak libre no habrá más guerras de agresión contra vuestros vecinos, no más fábricas de venenos, no más ejecuciones de disidentes, no más cámaras de torturas y salas de violación“ (Bush, 17.3.03)
  „Los ciudadanos iraquíes están conociendo qué clase de personas hemos enviado a liberarles“ (Bush, 4.5.03)
  Efectivamente el mundo árabe y el mundo en general están conociendo a través de miles de fotos del horror qué personas representan el brazo armado de Bush y Blair. Liberadores!

  En esencia lo que ha sucedido en Irak es la misma farsa que hemos vivido los chilenos y otros pueblos con los militares en el poder. Pinochet durante décadas habló de los upelientos, de los mugrientos, de los traidores a Chile, todo lo cual creaba las condiciones para que el militar torturase, matase, o hiciese desaparecer a las personas.
  Sin embargo, aquellos que no acataron esas órdenes ahora han sido honrados. En cambio en los tribunales desfilan los torturadores de uniforme, aunque, por desgracia, no todos.

  La guerra contra el pueblo iraquí ha sido desatada por la insensatez y el afán de apoderarse de sus riquezas. Todo lo demás que ha dicho el gobierno norteamericano se ha derrumbado. No hay armas de destrucción masiva, no hay paz ni seguridad, no hay libertad ni democracia. Todo lo contrario.
  La confusión se apodera de los halcones. El administrador de Irak, el norteamericano, Paul Bremer declara que „no vamos a permanecer en un país en el que no somos bienvenidos“. Powell dice que „no tengo dudas de que el gobierno interino nos dará la bienvenida“ Y Bush remata que seguirán ayudando „hasta que los iraquíes puedan garantizar por si mismos la seguridad en su país“.
  El único efecto positivo de la guerra, si alguno así pudiera calificarse, es que está logrando que los países árabes se unan frente al invasor. El mundo árabe reacciona con indignación. Los norteamericanos no podrán jamás ganar esa guerra. La única salida que les queda es irse, es el retiro de las fuerzas invasoras que sólo daño han producido a ese país y al mundo mediante la violación a la legalidad internacional.
  Sólo nos falta saber si Bush no termina autodeclarándose demente senil, como el alumno de la Escuela de las Américas, Augusto Pinochet.

Miguel Gómez S.


Mayo, 2004


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