El
coronel ® Germán Barriga se lanzó del 18 piso de un
edificio de Las Condes. La forma elegida para suicidarse quizás
tenga que ver con su participación en la organización de
la desaparicion de detenidos políticos que durante la dictadura
militar fueron lanzados al mar desde helicópteros. El coronel Barriga
no pudo más con las dificultades y, tal vez, con la conciencia
criminal, pues el peso de ésta aumenta a medida que crece la democracia
en el país. Con tribunales funcionando.
El coronel estaba procesado, pero no detenido, aunque su participación
en tormentos, crímenes y desapariciones, como uno de los oficiales
de la DINA, estaba acreditada.
Ultimamente trabajaba en „seguridad“, pero lo echaban cuando
se conocía su prontuario. El prontuario fue conocido porque Barriga
fue varias veces funado. Y llegó a una vía sin salida como
lo explica en la carta que dejó escrita. El suicidio ocurrió
en la tercera semana de enero, creo que el 17.
Con su muerte hizo noticia el coronel.
Creo que tenemos noticias militares para rato, en el ámbito
judicial. Aunque con la reforma procesal se proyecta un nuevo intento
por implantar impunidad. Se habla de establecer un „horizonte temporal“
para los casos de derechos humanos. Esta sería la aspiración
del general Cheyre.
Obviamente esta aspiración está a contrapelo de la legislación
internacional que establece que los crímenes de lesa humanidad
son imprescriptibles, no sujetos a amnistía.
Los procesos son sumamente aleccionadores. Así aprenderán
los uniformados a conducirse extrictamente en el rol que le ha asignado
la sociedad. Porque nadie les adjudicó como funciones el matar
y hacer desaparecer compatriotas.
Quizás finalmente el alto mando comprenda esta sencilla
realidad y se ubique en cuanto a que las Fuerzas Armadas no son ni serán
reserva moral de nada ni de nadie. Ni menos aún tienen autoridad
para autoadjudicarse el rol tutelar de los valores o de la sociedad civil.
Basta pensar en Pinochet que es el mayor representante de
la descomposición no sólo humana sino estrictamente militar.
Aparte de todo lo conocido, ahora se suman pasaportes falsos, malversación
de caudales públicos, evasión tributaria, negociaciones
incompatibles, etc. Escribo etc porque aparte de falsificación
de documentos se presume tráfico ilegal de armas y lavado de dinero
como fuentes de su cuenta bancaria en el Riggs que suma 16 millones de
dólares. Más la cuenta „nacional“, de bienes
declarados, que asciende a 853 millones de pesos. Por eso son lamentables
las intervenciones del comandante en jefe del ejército, general
Emilio Cheyre refiriéndose a las presuntas dolencias de Pinochet.
La ultraderecha también trata de manipular el buen sentimiento
de los chilenos apelando al „maltrato de un par de ancianos“
(sic).
LA
CARTA DEL CORONEL
El coronel
Barriga llegó a la situación de tener que suicidarse „todo
por vivir y cumplir órdenes en el período del Gobierno Militar“.
Ojalá el general en jefe del ejército, Emilio Cheyre, haya
leído la carta. Le refrescará la memoria. Es necesario porque
el general ha sostenido que en el Ejército jamás existió
una doctrina institucional de violación a los derechos humanos.
Falso, general: la doctrina institucional existió (
y lo más probable es que aún existe) y se llamó doctrina
de seguridad nacional y correspondía a una imposición doctrinaria
del gobierno y del ejército de los Estados Unidos.
Practicamente todos los oficiales que aparecen en la lista
de criminales y torturadores realizaron cursos de instruccion teórica
y práctica en las escuelas militares de Norteamérica.
Esta misma doctrina y su correspondiente instrucción es la que
está produciendo escándalos en Estados Unidos, Inglaterra,
Dinamarca. Además en Alemania, Austria y otros países se
ha revelado que sus ejércitos instruyen la tortura del „enemigo“
utilizando a sus propios soldados como objetos vejatorios.
Irak es ejemplo trágico si se leen los testimonios de los propios
soldados norteamericanos. Jimmy Massey, desertor, ha informado a un tribunal
en Canadá como su unidad asesinaba a a civiles desarmados.
Gran Bretana horroriza de nuevo al mundo cuando en un proceso que se realiza
en una ciudad alemana contra soldados británicos se publican 22
fotos de soldados ingleses torturando a iraquíes.
Lo mismo ocurre con el ejercito israelí que ha debido admitir la
muerte de 148 palestinos desarmados en el 2 mil 4. Personas y ninos rematados,
vejaciones de cadáveres.
Todo esto tiene un denominador común: una doctrina
que nace en USA y la propaga la OTAN y otros organismos del mismo tipo.
Bush anuncia más fuego para quemar a los enemigos del progreso.
Este fuego llegará a los lugares más oscuros del mundo,
anunció al asumir su segundo mandato presidencial.
¿UNA SOCIEDAD VENGATIVA?
El coronel,
Germán Barriga escribió en su carta que no quería
ser un cacho viviente, lleno de dificultades y malestares sin solución
„en esta sociedad vengativa“.
Barriga estaba considerado como uno de los oficiales de la DINA más
crueles, y, al parecer, murió creyendo que fue bueno matar y hacer
desaparecer chilenos. Creía que debía seguir viviendo en
paz con su familia. Pensaba que la impunidad sería eterna.
La equivocación del coronel y de otros uniformados
reside en que bajo un régimen democrático debe funcionar
la ley, y, por tanto, los tribunales deben cumplir sus funciones. No se
trata de venganza sino de justicia.
El contexto actual es otro. No es el contexto aludido por el general Cheyre,
de la guerra fría, para tratar de explicar las monstruosidades
militares. El contexto actual permite que se haga justicia más
allá de las ridículas amenazas de unformados en retiro formuladas
en el entierro del coronel Barriga quienes exigieron el término
de los procesos.
En este cuadro la actitud del comandante en jefe del ejército
de suspender sus vacaciones para dar el pésame a la familia del
coronel Barriga está a contrapelo con la sinceridad de sus discursos.
Está fuera de contexto manifestar un gesto de solidaridad con un
oficial que estaba acusado y procesado por crímenes de lesa humanidad.
La actitud de Cheyre muestra que el pinochetismo aún pesa en las
Fuerzas Armadas.
Existen legítimas dudas sobre el elogio al reconocimiento hecho
por el comandante en jefe del ejército, general Emilio Cheyre,
sobre la responsabilidad de esa institución en la violación
sistemática de los derechos de las personas durante la dictadura
de Pinochet. Y faltó poco para que lo premiaran por admitir una
verdad histórica que todos conocemos.
Ese discurso del general Cheyre forma parte del proceso de
transición y es un indicio serio de la fuerza de la democratización.
Creo que nuestro país recupera esa vitalidad que tuvo en los años
sesenta y setenta; el tejido político que Pinochet quiso destruir
se reconstruye. Bajo otras formas, porque la historia representa, al menos,
movimiento.
Este es el contexto que explica el discurso del general Cheyre. Naturalmente
está forzado por el clima político actual. Bien podría
haber seguido el hilo del mismo discurso que hace la ultraderecha, de
pretender que la dictadura repudiaba los apremios ilegítimos y
y que se daban instrucciones para castigar a los culpables, como dijo
el senador UDI, Sergio Fernandez, exministro del interior de Pinochet.
El valor del reconocimiento del general Cheyre es justamente el concluir
que no puede seguir sosteniendo falsedades. La construcción ideológica
de la mentira se desplomó. Este es un hecho de gran importancia.
Si no que lo diga Pinochet.
Miguel
Gómez S
tercera semana de enero, 2005
|