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Bolivia y nosotros
NO NOS HAGAMOS LOS LESOS
ANTE LOS SENTIMIENTOS ANTICHILENOS
Bicentenario / 2
mineros en La Paz- oct. 2003

  

Junto a la demanda central de que el gas sea explotado por el Estado en beneficio del país y de quienes sufren marginación y pobreza en la rebelión popular boliviana de octubre ha estado también presente la cuestión chilena Y en relación a esos sentimientos antichilenos no podemos hacernos los lesos.
„El gas por Chile jamás“ fue una de las consignas de los campesinos, aymaras y mineros. El 80 por ciento de la población ha manifestado su rechazo a que el gas natural boliviano salga por nuestro país hacia EE.UU aunque la vía al mar por Patillos (Iquique) presentaba ventajas en relación con la oferta de Perú, notablemente mejorada después de la rebelión.
Naturalmente que como chileno me siento perplejo ante la reacción boliviana. Pero, en rigor no sólo ellos no nos tragan. Los peruanos tampoco. Con los argentinos la superación de los problemas de límites fronterizos ha producido cierta tranquilidad, pero nadie puede asegurar mala memoria sobre la ayuda de Pinochet a los ingleses y norteamericanos en la guerra por Las Malvinas.

En suma, los chilenos vivimos rodeados de „enemigos“.

  Llegar a esta conclusión desoladora cuando el gobierno ha convocado a la celebración de los 200 años de la formación de la república independiente es aniquilador.
Por qué y cómo ha sido posible hacer historia contra nuestros vecinos, pueblos hermanos, latinoamericanos como nosotros. Es obvio que si pensamos en Sudamerica son más los elementos en común que aquellos que nos separan, y, sin embargo, en relación con los países limítrofes hay abismos, irreparables para algunos, reparables para otros. Entre los últimos puedo ser contado.
La división, en este sentido, es netamente ideológica. Los algunos sostienen una concepción de la identidad chilena fijada para siempre, basada en las guerras y en el culto a esos hechos; los otros creemos que nuestra condición cultural de ciudadanos del mundo global es ser chileno, latinoamericano.
Si me remito a la reciente revuelta boliviana, y a su toque antichileno, advierto que las guerras son historia no olvidada. Y me pregunto ¿qué hice yo para merecer este „destino“, el de ser rechazado por bolivianos y peruanos por mi condición de chileno? Y, antetodo, ¿quién o quienes me fabricaron y envasaron este „destino“ trasladándolo a mi conciencia y a mi identidad de chileno?
Personalmente no he hecho nunca nada en contra los bolivianos, peruanos o argentinos. Pero debo asumir una historia, quizás indigna.
Y digo quizás por varios motivos. Uno es que la guerra de independencia contra un poder colonial opresor, el español, fue de justicia, las guerras contra peruanos y bolivianos carecen de ese fundamento, ante todo la primera, la de Portales; dos, porque sólo puedo comentar mi ignorancia respecto de bolivianos y peruanos ya que en el colegio estudiamos las historias „antiguas“, la gran Mesopotamia (cultura bombardeada y saqueada=Bush) las europeas y algunas otras, pero poco o nada sobre las culturas antiguas latinoamericanas. (¡Si ocultábamos hasta la guerra de exterminio contra los mapuches del siglo XIX!)
Naturalmente a mí me ensenaron los himnos, las banderas, los portaestandartes, me hablaron de lo valerosos que somos los chilenos, dispuestos a rendir siempre la vida, si es necesario, para salvar el „honor“ de la „patria“.
Oí que si nos descuidamos, o sea si no compramos más armas, („modernización“) nos pueden atacar. Eso por una parte.
Por otra que Perú y Bolivia, son atrasados, caóticos, etc. Una imagen totalmente negativa de países donde existe una clara mayoria de aborígenes que no pudieron ser extirpados como se pretendió, acá, con los mapuches. Afirmaron a mi conciencia habitual que nosotros éramos „diferentes“, casi europeos.
Por eso me sorprende, pero no me extraña, que muchos chilenos expresen su malestar y su desprecio ante la vista de los peruanos sentados allí en la catedral de Santiago.
Sumamos: me ensenaron racismo puro, manipulación, manejo de historias de pueblos, de símbolos. Estamos ideológicamente clonados desde la cuna.
Dos elementos dan fundamento al estereotipo del chileno : lo militar, lo racista. Sobre esa base se construye una identidad fijada, atención:
Primer elemento: Chile se construye a través de la guerra: mapuches contra españoles (nicho „guerrero“ del chileno), chilenos contra españoles, chilenos contra mapuches, chilenos contra peruanos y bolivianos, chilenos contra „malos chilenos“ desde 1973...
Esa amalgama entre la lanza y la maza por un lado y la espada y la cruz por el otro lado es decir „araucanos“ y fieros conquistadores (capaces de quemar vivos a los primeros) acrisolaron al chileno, a esa „raza especial“, „guerrera“ por excelencia.
La pregunta cae de cajón ... Si Chile se construye como república independiente a través de la guerra, eh, Watson, preguntaría Sherlok Holmes, ¿quién tiene entonces el rol central?
Responde Watson: el ejército, pues. Ajá, prosigue Watson: entonces nuestro ejército es el contructor del país, de la chilenidad.
Excelente... Sigamos Watson , si el ejército tiene el rol central entonces...
Watson se apresura en contestar: Entonces ellos representan los valores permanentes de la patria y por eso en la constitucion de 1980 Guzman-Pinochet escriben que las fuerzas armadas son garantes de la constitucionalidad frente a las acechanzas del enemigo interno, (mapuches, ecologistas, terroristas, infiltrados, foráneos) y externo (peruanos, bolivianos, argentinos) todos potenciales, naturalmente.
Bravo, Watson, ahora descansa. Ya sabes de las vulnerabilidades.
Como chileno me repugna esta distorsion y manejo inescrupuloso de la historia, no me representa, pues así sólo piensa la derecha fundamentalista y las fuerzas armadas aunque hablen de cooperación e integración. Esa no es mi identidad, porque una identidad no puede formarse a través de la guerra, de la destrucción y de la muerte. Prefiero una identidad construída en pro de valores positivos y no militaristas, ni mucho menos racistas.
Por eso comprendí la honestidad del jefe del grupo musical „Los Prisioneros“ cuando dijo en Peru que „a veces siento verguenza de ser chileno“. Aún más, se sabe que los chilenos que hacen turismo en Bolivia o Perú, a menudo, ocultan su verdadera identidad, para evitar dificultades. ¿Porqué los chilenos de hoy debemos cargar con los actos de los de ayer? ¿Tenemos que asumir toda esa historia?
No, en absoluto, debemos ser críticos, revisar si efectivamente todas esas guerras fueron necesarias, justas, y no sólo eso, si se concluye que en esa historia hay responsabilidades politicas o militares, es deber ser agitadores de la repararación.
Regreso a la rebelion boliviana y el nexo con lo chileno. A propósito de la declaración chilena de que no se les ocurriera a los bolivianos pensar que pudieran cambiar gas por territorio, leí en internet opiniones muy brutales entre unos y otros: son los de la condición guerrera de uno y otro lado. Son los racistas, fundamentalistas, normalmente de derecha o ignorantes primitivos.
Obviamente hay otras opiniones:ejemplo: escribe un boliviano:„el destino de Bolivia y de Chile es ser vecinos. Se debe aprender a convivir de alguna forma. Para peleas eternas tenemos a los judios y palestinos.Y un chileno dice: ¿qué culpa tienen ustedes y nosotros de lo que ocurrió en el pasado?

La cuestión boliviana, y, en general, el ser latinoamericano es tema, debe ser tema del Bicentenario, pero no sólo para meditaciones variadas, siempre importantes, sino para elaborar políticas solidarias hacia Bolivia y demás países del mismo signo. Sería de interés en profundizar sobre cómo durante más de un siglo los gobiernos no han encontrado una vía de solucion al problema de la mediterraneidad de ese país. Y no se trata sólo de sueños a los que convoca el Bicentenario, mas bien de apremiantes necesidades reales. Nadie puede soslayar que la falta de mar es un factor que conspira en contra del desarrollo boliviano, país que tiene el Producto Interno Bruto más bajo de Sudamérica. Hagamos realidad el blablá de la cooperación e integración.
Magisterial ha sido, en este sentido, la actitud del presidente brasileño, Luis Ignacio Lula, quien ha ofrecido su solidaridad a Bolivia mediante condonación de gran parte de la deuda externa, el aumento de sus compras de gas boliviano, y la oferta de una línea de crédito. En Lula se advierte una posición efectivamente latinoamericanista, bolivariana, que ayer, recordemos, fue bandera socialista chilena. Qué pasó con esa lectura pues, mi amigo, se puede requerir, con justicia, al presidente Lagos. Uruguay también ha ofrecido su territorio para posibilitar una salida hacia el Atlántico del gas boliviano. Veremos qué de nuevo se produce en esta cumbre „ibero“-americana de mediados de noviembre en Santa Cruz de la Sierra.
Por desgracia Chile ha tenido gobiernos débiles, prisioneros de una ideologia presuntamente patriótica que nutren diariamente la derecha y el ejército, los cuales son los únicos enemigos de Bolivia, porque creo que la mayoría de los chilenos estamos por una solución a un problema creado por una guerra, al menos de dudosa justicia.


  Me parece que la revuelta boliviana pone en el escenario latinoamericano otras reflexiones, en un proceso que está en desarrollo.
Un presidente de un país donde el 60 por ciento de la poblacion es aborigen habla un inglés fluído, apenas castellano y ni idea del aymara o quechua. Con razón terminó huyendo hacia Miami, Gonzalo Sánchez de Losada.
Nadie puede soslayar el factor aborígen para solucionar las crisis en Latinoamerica. Tampoco Chile, pues es el sector más postergado, discriminado. Por eso es loable que el gobierno haya considerado impulsar el reconocimiento constitucional de los mapuches como pueblo.
En el caso boliviano uno de los líderes de la rebelión es Evo Morales, un aymara. El llamó Día de la Identidad de los Bolivanos al 7 de octubre, cuando se produjo la fuga del presidente. También dijo:

  „Empieza una nueva etapa de cómo construir, como acabar con el egoismo, el individualismo, y, desde las comunidades indígenas, desde los barrios, construir otras formas de convivencia desde la solidaridad, la reciprocidad, la redistribución de las riquezas concentradas en pocas manos“. (www.bolpress.com)

  Recordemos que protestas populares también produjeron la caída del presidente argentino. Ambos derrumbes tienen de común la reacción de pueblos que están hasta la coronilla de engaños, corrupción y pobreza. Desde la invasión europea hemos sido saqueados, y una vez independientes siguen robando. La gente dice basta a quienes colaboran institucionalmente con este despojo disfrazado con el nombre de neoliberalismo. „Otro mundo es posible“.


M.G.S. últimos días del octubre boliviano.

 

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