En octubre se recuerda la Invasión de América,
de la cual ninguna necesidad tuvieron los aborígenes, pues arrojó
sufrimiento inenarrable, y esta fecha es propicia para expulsar algunas
ideas que se relacionan con la necesidad de revisar no sólo lo
que se ha dicho sino cómo se ha dicho, y, esencialmente qué
resultados ha producido la confección oficial de ese decir.
Empleo el verbo expulsar porque son dolores justos, productos de injusticias
profundas, que pretenden arraigar en una conciencia, la mía y la
de otros, que se niega a aceptar versiones contumaces que no se condicen
ni con la verdad del pasado ni con las corrientes actuales del pensamiento.
Estas últimas tienden a aposentar un ser humano con derechos y
con dignidad. A pesar y muchas veces en contra del ser oficial.
Revisar la lista de héroes del ejército de Chile tiene que
ver no sólo con la verdad histórica, que por encima de toneladas
de papel, se arrastra y asoma en una memoria empecinada y que, a veces,
cobra singular fuerza, como ocurrre en esta relación entre ejército
y pueblo mapuche.
La relación no terminó en la batalla de Temuco que puso
el paréntesis a una guerra injusta. Paréntesis porque el
objetivo de usurpar el territorio se cumplió, pero la estrategia
de dejar despojos humanos, tornados en sumisos y obedientes, no se logró
totalmente.
Si pensamos en el hoy, y más que nada en el mañana, vemos
un proceso en marcha de recuperación de la memoria, imparable.
Basta ver la lista de la pujante intelectualidad mapuche que ha iniciado
el proceso de la recuperacion del conocimiento de la identidad.
En la escuela y en el liceo de humanidades, qué
buen nombre pero tan a contrapelo de los contenidos, me enseñaron
una lista de héroes aborígenes que lucharon contra el invasor
español.
En esa lista figuran nombres legendarios como Caupolicán, Lautaro
y muchos otros. Un poeta español describió la epopeya mapuche
en „La Araucana“.
Lautaro me interesó antetodo porque vivió en las entrañas
del monstruo y no fue asimilado. Mantuvo su identidad mapuche por encima
de las importantes funciones que le asignó Pedro de Valdivia. No
se integró, no se asimiló, no se españolizó.
Por el contrario reafirmó su condicion de mapuche, aprendió
del español y después, con nuevas armas, combatió.
Lautaro es, en esta interpretación, dinamita de identidad. .
Cuando los españoles son derrotados por el Chile que inicia su
proceso de independencia se acaba la lista de los héroes mapuches.
Sólo hay una excepción, el capitán Juan Lorenzo Colipí,
integrante de una poderosa familia mapuche que se mantuvo al lado de los
chilenos. El ejército lo tiene en su lista de héroes.
El mérito de este mapuche es haber participado, con singular valor,
en la primera guerra fratricida contra Peru y Bolivia impulsada tras varios
objetivos, uno de los cuales se enmarcaba en la disputa entre el Callao,
que despuntaba como el principal puerto del Pacífico sur, y Valparaíso.
Una guerra impopular, pues apuñalaba en la garganta el sentimiento
e ideario latinoamericano, bolivariano, en alza, pues se había
luchado contra un común enemigo: los procesos de coordinación
económica y política latinoamericanos de hoy tienen ese
fundamento.
Vuelvo al centro: la lista de héroes mapuches que combatieron al
invasor español se acaba en la república porque ellos, en
su mayoría, empezaron a luchar contra el nuevo invasor: las tropas,
los colonos nacionales y extranjeros, del naciente Chile republicano.
Los héroes se tornaron entonces, para los chilenos, en salvajes,
violentos y ladrones.
Esta esquizofrenia oficial chilena para tratar al pueblo mapuche se impondrá
durante estos casi 200 años de vida independiente. Lautaro o Caupolicán
serán nombres de regimientos, pero el aborigen real será
objeto de desprecio, acoso, y racismo.
La
versión oficial de la historia figurada tiene en el ejército
una lista de héroes. Uno de ellos es el coronel Cornelio Saavedra
Rodríguez, industrial, terrateniente, diputado.
La reseña sobre este héroe de la Academia de Historia Militar
del Ejército, informa que participó en la batalla de Loncomilla
(entre dos facciones del ejército, gobierno y sublevados, él
estuvo con los últimos). Y agrega un informe de la época:
„la batalla de Loncomilla lo reveló como soldado de altas
dotes, como la ocupación de Arauco lo habría de manifestar
más tarde, hombre de Estado de raras cualidades, en que la sagacidad
y talento de estadista se sobrepondrían al imperio de la espada“.
(subrayado es mío)
Cornelio Saavedra es el mismo que se hizo famoso porque dijo que la conquista
de la Araucanía le costo más mosto que pólvora. Al
cinismo, sumó falsedad pues las víctimas del pueblo mapuche
fueron incontables: hombres, mujeres y niños. La descripción
de las incursiones fue tal que hasta produjo una reacción nacional
de horror.
Si leemos la Historia del Pueblo Mapuche (y otros textos) tenemos la posibilidad
de acceder a muchos antecedentes históricos, no refutables, sobre
esas matanzas. Y si el autor, José Bengoa, es integrante de la
Comisión Bicentenario debemos concluir que no expuso hechos antojadizos
o carentes de fundamentos.
Por eso a cualquier chileno le asiste legitimidad al formularse la pregunta
de mi título: ¿el coronel Cornelio Saavedra es héroe
o genocida? Héroe en la guerra del Pacífico (aunque renunció
a sus funciones) , genocida en sus relaciones con los mapuches. Sin embargo,
ambas condiciones son excluyentes pues ni un héroe puede ser genocida
ni un genocida héroe. Sería de interés conocer el
fundamento de la Academia de Historia Militar.
De acuerdo a la legislación internacional son actos de genocidio
„los cometidos con ánimo de destruir en todo o en parte,
un grupo nacional, étnico o religioso, tales como el dar muerte
u ocasionar grave daño mental o corporalmente a los miembros del
grupo, imponer al grupo, deliberadamente, condiciones de vida encaminadas
a producir su destrucción total o parcial“.
Si asumimos esta definición de la ONU, y leemos lo que hicieron
los gobiernos y el ejército chilenos entre 1860 a 1885 existe para
cualquier persona normal un genocidio configurado.
Y quien tuvo una de las principales responsabilidades en perpetrar esos
actos fue precisamente el coronel y después general, Cornelio Saavedra
Rodríguez, que aparece como uno de los héroes del ejército.
Junto a la masacre de mapuches, el ejército robaba el ganado vacuno
y lanar, es decir practicaba el cuatrerismo en gran escala, e incendiaba
las sementeras y las chozas con el propósito de impedirles la renovación
de su vida. Rápidamente el hambre y las enfermedades diezmaron
la población.
En la lista de héroes del Ejército hay otros participantes
destacados en la „pacificación“, son los generales
Del Canto, Gorostiaga y Urrutia Venegas sobre los cuales recae la misma
sospecha. Muy personal, por supuesto.
El actual enfoque del Ejército sobre esta historia oscila entre
denegar, silenciar o falsear. Cito:
„La dificil relación entre el sector indígena , que
forma parte de nuestra comunidad nacional, y las autoridades no es reciente.
Por el contrario, ha tenido una dilatada trayectoria que se remonta a
la época de la colonia, y ha evolucionado de manera extrema, pasando
de abierta belicosidad a la aplicación de medidas que representan
una clara discriminación positiva, a pesar de lo cual el problema
subsiste hasta hoy“(1)
Así ve la relación entre chilenos y mapuches el ejército.
Un par de párrafos que nos remontan a un conflicto antiguo, con
fases de belicosidad y el paso a una discriminación positiva refiriéndose,
se supone, a la política de los gobiernos democráticos..
No escribe sobre la guerra de exterminio ejecutada contra los mapuches
y no habla de la permanente política de discriminación.
Entrevé sólo un lado de la medalla.
„...a pesar de lo cual el problema subsiste.“ Afirma el ejército.¿
A pesar de qué? Le pesa, le duele, la „discriminación
positiva“, obviamente. El problema subsiste: los mapuches subsisten,
es decir existen aún, a pesar de los crímenes y la discriminación.
Y al actualizar lo mapuche el artículo reduce su importancia y
concluye que un importante sector de quienes se identifican como mapuches
no mantienen relación alguna con su cultura o territorio ancestral.
Este criterio se repite hasta hoy cuando se afirma que quienes reclaman
participación, derechos, autonomía constituyen minorías
no significativas.
Obviamente no es la vía adecuada, aquella de reducir la significancia
del sector mapuche, para solucionar „el problema“. En cambio
retrata una visión mezquina para analizar la situación.
¿Cuántos son los activos en cada uno de los partidos políticos?
Obviamente, minorías, pero que por su calidad o demagogia mueven
masas que deciden cursos políticos. Existen numerosos ejemplos,
además, de que minorías activas pueden convertirse en mayorías.
Otro argumento del ejército en contra de los mapuches ( y de la
derecha, y de algunos sectores de la Concertación) es que en el
conflicto participarían elementos foráneos y que existiría
„infiltración“. ¡En un mundo globalizado!
Dice el artículo que „estas influencias, que han transplantado
a la situación chilena elementos socioculturales foráneos,
sólo han contribuído a distorsionar la verdadera realidad
de las comunidades indígenas en nuestro país“.
Es como si uno leyera algun documento de la derecha en tiempos de Allende.
Se acusaba al gobierno de permitir la existencia de elementos foráneos
mientras la oposicion e integrantes del ejército, en aquel entonces,
complotaban con la CIA y el gobierno norteamericanos. Situación
esclarecida.
Y lo que es peor lo asegura el ejército que cada año envía
más de un centenar de oficiales a „estudiar“ a la Escuela
de las Américas, centro de instrucción norteamericano que
ha diplomado a conocidos torturadores y asesinos uniformados. (ver lista
en mi artículo „El general Cheyre, el doble rasero y los
derechos humanos“).
Si se trata de influencias foráneas o de infiltrados será
necesario recordar que el ejército se formó copiando a los
franceses, luego fue reestructurado por oficiales alemanes infiltrados
hasta en su estado mayor, y después de la derrota de los nazis,
por imposición norteamericana, el ejército derivó
hacia las doctrinas yanquis, en particular, la doctrina de seguridad nacional.
En relación al títular del artículo (El conflicto
mapuche y su impacto en la seguridad nacional), médula del mensaje,
el ejército asegura que el conflicto indígena podría
constituir un factor de vulnerabilidad de la seguridad nacional en consideración
a los elementos que lo integran. Veamos esos elementos:
„En
primer lugar, porque afecta el orden interno y la tranquilidad pública
del país, a través de diversos llamados que los dirigentes
del movimiento han efectuado a trasgredir el ordenamiento jurídico.
En segundo término, porque durante su desarrollo se ha pretendido,
no sólo limitar, sino también vulnerar el derecho de propiedad
consagrado en la constitución. En tercer lugar, porque han existido
claras manifestaciones de extrapolar el conflicto local al plano nacional,
incluso con la participación de elementos foráneos, como
son los voluntarios internacionales y organismos extranjeros que tienen
interés en la reinvindicación de minorías a lo largo
del orbe.“
Punto
Uno.- los mayores transgresores de la constitucionalidad y de la tranquilidad
pública han sido las Fuerzas Armadas. El golpe del 73, y todo el
horror que trajo consigo, fue ejecutado por esas instituciones. No tienen
ninguna autoridad moral para pontificar sobre el ordenamiento juridico
mientras centenares de sus integrantes estan procesados por transgredir
gravemente no solo el orden juridico sino simplemente el humano.
Punto Dos.- Cómo puede una institución supuestamente
seria como el ejército acusar a los mapuches de vulnerar el derecho
de propiedad cuando le arrebataron su territorio, despojándolos
de más de un millón de héctareas.
Punto Tres.- Son las fuerzas armadas, y en particular el ejército,
los que están constituidos casi totalmente por elementos foráneos,
no sólo doctrinarios sino también en la instrucción.Unitas.
Con
los anacrónicos criterios del Ejército no hay solución
para las demandas mapuches. Es el mismo lenguaje y forma de analisis que
conduce a la mayor hecatombe de la historia republicana, el golpe y la
dictadura militar en el siglo XX. Una catástrofe política
y humana parecida fue el genocidio o pacificacion de la araucanía
en el siglo XIX.
En la exposicion militar la institución asume su versión
identitaria, calificada como militarista y racista, como si fuera la única
y perteneciera a todos nosotros, los chilenos.
Edward
Said: „Lo peor es cuando individuos o grupos fingen ser los únicos
representantes verdaderos de una identidad, los únicos interpretes
legítimos de una fe, los únicos portaestandartes de la historia
de un pueblo, la única manifestación real de una identidad
dada, sea islámica, judaica, árabe, americana o europea.
„De convicciones tan insensatas surgen no sólo el fanatismo
y el fundamentalismo, sino también la falta total de comprensión
y de compasión por el prójimo“.(2)
Creo
que cualquiera persona sensata si lee lo que escribe el Ejército
advertirá que no ha cambiado, que sus formas de análisis
son sesgadas y que por sus convicciones es profundamente fundamentalista,
porque cree ser el único portaestandarte de la historia y de la
identidad chilena.
Para comprender el pensar del ejército hay que leer lo que dice
la derecha, pues hay un ensamblaje, un ajuste, un acoplamiento. Esa derecha
fundamentalista sigue siendo pinochetista y opusdeísta.
Precisamente por esa falta de comprensión y de compasión
de la derecha es el ejército una institución que volvería
a ejecutar, hacer desaparecer personas, torturar y exiliar. Sólo
más procesos y justicia contra los uniformados y civiles que violaron
los derechos humanos pueden contribuir a que esa historia espeluznante
no se repita. Eso significa pensar en el futuro y no al revés como
lo presentan la derecha y uniformados comprometidos en esos actos.
Si en los documentos del CESIM (Centro de Estudios e Investigaciones Militares)
se lee la interpretación de lo que ocurrió en 1973 se advierte
de que sólo hay intérpretes de la historia de la derecha
y de la democracia cristiana. Uno de los artículos justificadores
del golpe de Estado empieza citando a...¡¡¡Hermógenes
Pérez de Arce!!! La peor carta del naipe.
Las declaraciones y/o propósitos del general Cheyre, de hacerse
realidad, en cuanto a impregnar de la noción de derechos humanos
a los militares tiene todavía un largo camino por delante. Sí,
en verdad, se hace ese camino.
La forma en que el ejército aborda la relación con el Pueblo
Mapuche, como factor que potencialmente afectaría a la seguridad
nacional, se distancia del legado o´higginiano, estadista que se
interesó en integrar a los aborígenes a la vida ciudadana,
con participación, con derechos.
Los gobiernos sucesivos y el ejército, en cambio, trataron de desintegrarlos.
Y después durante casi 200 años los han hecho objeto de
discriminación absolutamente negativa, hasta el punto de introducir
en la sociedad chilena el estereotipo de mapuche igual cholo, cholo igual
ladrón, sinverguenza. Cholos son también, en esa identidad
racista y militarista, los peruanos y los bolivianos, „los enemigos“
.
Creo que la revisión de los héroes es una de las tareas
intelectuales de los participantes en el Bicentenario. El Ejército
debería comenzar por asumir en plenitud sus responsabildiades históricas,
y, como gesto mínimo, pedir perdón a los mapuches, como
han hecho el Papa e incluso hasta el propio gobierno de Estados Unidos.
Y revisar la lista de sus héroes...para empezar. Hay tiempo. El
Bicentenario hace la ocasión propicia.
(1)
Area Fuerzas Armadas y Sociedad. „El conflicto mapuche y su Impacto
en la Seguridad Nacional“. Centro de Estudios e Investigaciones
Militares, CESIM.
(2)
Edward Said. Discurso al recibir el Premio Príncipe de Asturias.
Miguel
Gómez S. segunda semana de octubre.
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