Atacan
los violines
Solana quemada al rojo
en odiosos círculos de fuego
en la casa de la colina
seleccionada como objetivo
infernal del ex-director
de orquesta que mira
los platillos que golpean
mortales sobre puentes humanos
acá, apunta la batuta
y entran los tambores
como fuegos plurales
sobre edificios habitables;
levanta la mano airada
y los violines atacan
las aldeas de cenizas
empobrecidas
Fuego en la solana
sonríe la sombra expuesta
al frío del crepúsculo
brilla el fuego del cigarrillo
consumido con fruición
empobrecida la llama alumbra el aura
de cadáveres, gargantas,
fábricas, y trenes calcinados,
se enfría la solana,
viene la noche, tristes
caminan y lloran los recuerdos,
los remordimientos se retuercen,
las aflicciones claman a Dios,
los improperios destellan y
el sol furioso quema la solana,
arde solitaria en sus gestos
y muecas postreras, solo
en la solana